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Solarix

El verano y la fotovoltaica

Llega el verano, esos meses de calor pegajoso en los que, o bien estás disfrutando de las vacaciones… o lidiando con un odio interno in crescendo al ver a todo el mundo presumiendo en las Redes Sociales de vacaciones mientras pringas en la oficina. Pero más allá de inquietantes flotadores con forma de flamenco rosa, de los ansiados mojitos y las hordas de fotos de pies de influencers en la playa… ¿Alguna vez te has preguntado cómo afecta el verano a la fotovoltaica?

Menor rendimiento, pero mayor producción

Partamos de la base de que calor excesivo no es un buen aliado ni de la producción ni de la conducción eléctrica. Cualquier panel solar fotovoltaico merma su rendimiento a medida que se incrementa la temperatura, de hecho, por encima de los 40º (una temperatura a la que las placas, en la cubierta, pueden llegar fácilmente) una placa opera al 80% de su rendimiento, aproximadamente.

Aunque su desempeño energético global, como ya sabes, depende de otros factores como su inclinación, orientación, presencia de sombras, etc.

Así pues, verano y fotovoltaica no parecen maridar bien. Pero entonces… ¿Quiere eso decir que tus placas van a producir menos electricidad en verano? No. Como norma, de hecho, las placas solares fotovoltaicas generan más energía en verano, pese a la pérdida de rendimiento, al estar expuestas a la luz del sol un mayor número de horas al día.

Por otra parte, en verano no sólo contamos con días más largos.

Cuantos más rayos solares atraviesen la atmósfera, lleguen a la superficie terrestre e incidan sobre tus placas solares, mayor será su rendimiento. Por eso cuando está nublado o llueve, tu instalación fotovoltaica también produce menos electricidad. Y en verano, por lo general, hay menor incidencia de lluvia.

Otros fenómenos climatológicos: calima y smog

Sin embargo, pese a la menor presencia de precipitaciones, hay otros fenómenos que pueden mermar la producción fotovoltaica en verano.

Por un lado, esa masa de arena y polvo en suspensión que procede del desierto del Sáhara: la calima. Una masa que enturbia el cielo y lo deja todo polvoriento a su paso. Sí, ese polvo que parece confabular contra ti cuando, para más inri, es recogido por las precipitaciones para dejar una bonita obra de arte efímero sobre tu coche recién lavado.

Bromas al margen, esa capa de polvo también hará que tus placas reduzcan su rendimiento. Pero basta con limpiarlas con una manguera y agua corriente para que todo vuelva a la normalidad.

Por otra parte, hay un fenómeno mucho más indeseado y provocado por la actividad humana: el smog.

Cuando hay escasez de precipitaciones, especialmente en las zonas industriales y grandes ciudades se produce una mayor cantidad de polvo en suspensión debido a la contaminación que producen nuestros coches, fábricas, etc. Una masa de polvo que impide que cierta cantidad de rayos de sol incidan sobre tus placas, reduciendo también su producción.

Pero tranquilo, hablamos de pérdidas que por lo general pueden llegar al 10%, tu instalación seguirá produciendo electricidad limpia y gratuita.

Verano y fotovoltaica: más consumo y electricidad más cara

Aunque no podemos hablar de este factor de forma homogénea, en muchas regiones de nuestro país, al menos, en verano se producen mayores consumos en las viviendas. Es así porque debido a nuestro clima, solemos emplear más electricidad en enfriar la casa durante la época estival que en calentarla en invierno.

Y tampoco queremos entrar en esta ocasión a hablar de «manos negras» ni de monopolios energéticos… Pero vaya, ¡qué casualidad!, cuando más electricidad necesita consumir la gente, más cara suele ser («es el mercado, amigo» Rodrigo Rato dixit).

De modo que en verano tus placas solares van a producir más energía y, además, con ello te vas a evitar «tirar» más de la red en unos meses donde la electricidad suele alcanzar máximos históricos. Suena bien, ¿verdad?

Las placas solares NO son sólo para el verano

Pero ojo, tampoco nos vayamos a la conclusión opuesta.

Los que trabajamos en el sector de la fotovoltaica, especialmente en el ámbito residencial, detectamos una acusada estacionalidad. Es como si llegara el calor y la gente, de repente, se acordara con tanto sol de que existen unos dispositivos que, colocados en la cubierta de sus hogares, pueden generar electricidad gratuita y renovable.

Las placas solares fotovoltaicas NO extraen la energía del calor, sino de la radiación solar recibida, cosa bien distinta. De hecho, como ya hemos visto, el calor conlleva una pérdida de rendimiento.

Es obvio que en otoño y en invierno los días son más cortos y las placas van a producir durante menos horas. También hay más días nublados, lluvia, etc.

De hecho y como anécdota, en otros países en los que el invierno es muy crudo y en los que calentar los hogares supone un enorme gasto energético, están extrayendo algunas conclusiones interesantes. La Estrategia Energética de Suiza de 2050 pasa por abandonar la energía nuclear a medio plazo. Sin embargo, fuentes renovables como la fotovoltaica producen mucho en verano y menos en invierno… lo que les plantea un problema.

Por eso un estudio de la Academia Nacional de las Ciencias analizó cómo producir más energía, mediante fotovoltaica, en invierno, llegando a la conclusión de que instalando sistemas fotovoltaicos en regiones alpinas altas, la radiación solar reflejada por la nieve también podía utilizarse como fuente adicional de generación.

Ejemplo gráfico con una de nuestras instalaciones

Para seguir ilustrando cómo afecta el verano a la fotovoltaica, a continuación vas a ver imágenes reales de la monitorización de una de nuestras instalaciones ya ejecutadas y en funcionamiento.

En concreto, se trata de una instalación doméstica en una vivienda unifamiliar en Amposta, con inversor y optimizadores SolarEdge, compensación de excedentes y un campo fotovoltaico distribuido de forma este-oeste para adaptarnos a la morfología de la cubierta.

Producción fotovoltaica en marzo

La puesta en marcha fue precisamente a principios de marzo, y la gráfica de producción que te mostramos a continuación corresponde a un día de buen clima, a mediados de mes.

Arriba, a la izquierda, tienes la barra de al energía generada, qué porcentaje es autoconsumo y qué porcentaje es vertido a la red. Arriba a la derecha, del consumo del hogar, el porcentaje de energía cubierto por las placas (autoconsumido) e importado de la red.

Incluso teniendo un pico importante de consumo por la noche, el cliente autoconsume más energía (52%) de la que importa de la red (48%). Además, recuerda que hoy en día puedes acogerte, como en el caso de este cliente, a la compensación de excedentes, recibiendo un descuento de entre 4 y 6 céntimos por kWh cedido en los kWh consumidos durante la mañana o la noche.

Producción fotovoltaica a mediados de marzo

Producción fotovoltaica en junio

Han transcurrido apenas tres meses, pero en junio los días son más largos que en marzo. Algo que puedes apreciar perfectamente en el «ensanchamiento» que se produce en la gráfica de producción solar, en verde.

¿Ves cómo la campana de producción es efectivamente más ancha?

En este día concreto, el cliente ha autoconsumido el 75% de la energía que demanda su hogar, lo que quiere decir que únicamente ha importado un 25% de la red.

Producción fotovoltaica a mediados de junio

Comparativa de producción fotovoltaica marzo-junio

Ni siquiera hemos escogido el mes más duro respectivamente de invierno y verano, pero has observado diferencias a simple vista en las curvas de producción de marzo y junio. Como era esperable, si ponemos la gráfica de producción mensual, la instalación ha producido globalmente más energía en junio:

Producción de la planta fotovoltaica desde su puesta en marcha

Pero espera un momento… quizá te hayas percatado de que algo no cuadra.

Si vuelves un momento a las gráficas anteriores y observas los picos de energía en el día de marzo y en el día de junio, verás que el pico de energía también es más alto en verano. ¿No debería ser menor, si con el calor tenemos más pérdidas de rendimiento como ya hemos explicado?

Es decir, según lo que hemos expuesto, la curva de producción en verano debería ser como hemos visto más ancha. Pero el pico, al funcionar los paneles a menor rendimiento, menos elevado. ¿Por qué en la práctica y en esta instalación no es así?

Muy fácil, porque como decíamos al principio del artículo, en fotovoltaica intervienen muchos más factores.

Normalmente se favorece la integración arquitectónica de las placas. Especialmente si no es una instalación fotovoltaica aislada, solemos instalarlas coplanares a la cubierta de tu hogar.

La mayoría de cubiertas de teja convencionales tienen una inclinación de entre 15, 20, 30º a lo sumo. Si a eso le sumamos que la trayectoria del sol en el horizonte es más baja en invierno y más elevada en verano, y que las placas producen más conforme más perpendiculares inciden sobre ellas los rayos del sol… ¡ahí tienes la respuesta!

En resumen

En definitiva, la producción de las placas fotovoltaicas varía de invierno a verano. Algo que puede ser un factor crítico en la fase de diseño de la instalación si hablamos de instalaciones fotovoltaicas aisladas… pero que no debe suponer ningún quebradero de cabeza en instalaciones conectadas a red.

Como has podido comprobar, factores como la inclinación de las placas y su orientación, también influyen en la producción fotovoltaica.

Por otra parte, la integración arquitectónica de las placas, en cubiertas de poca inclinación, favorece por lo general a aquellas regiones en las que los consumos son mayores en verano que en invierno.

En SOLARIX dimensionamos la instalación fotovoltaica que más se adapte a tus necesidades concretas, para que comiences a ahorrar en la factura de la luz desde el primer minuto:

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